martes, 26 de mayo de 2009

Pon un hongo nuclear en tu vida...


Leyendo los periódicos me he encontrado con la noticia de que Corea del Norte ha realizado una nueva prueba nuclear. Y enseguida me ha venido a la cabeza la imagen de Kim Jong-Il. Un tipejo (por no decir algo más fuerte) que parece sacado de una de las peores películas de serie B japonesas (mis respetos al cine de la Tierra del Sol naciente). El 'malo, malote de la película' vuelve a jugar con las vidas de sus desnutridos conciudadanos, y con las de todas aquellas personas que esperan disfrutar con tranquilidad de su corta estancia en este mundo.


Sus sueños de grandeza pasan por matar de hambre a los coreanos del norte y provocar que media Asia (y todo el mundo, si se confirma que sus misiles balísticos pueden impactar en casi cualquier lugar del globo) tenga un serio problema a la hora de conciliar el sueño al pensar que un loco, simplemente pulsando un botón rojo, puede arrasar todo lo que conocen.


Que este peculiar personaje siga al frente de un Estado con poder nuclear deja claro que la ONU, la OTAN o cualquier institución que se precie de salvaguardar la paz mundial han fracasado. Las democracias del mundo deberían hacer frente común y tratar de expulsar a este narcisista, ególatra, endiosado... del poder. Es algo muy complicado viendo que, muy a mi pesar, sólo hay dos soluciones: esperar que se muera (aunque siempre puede haber uno peor que él, vete a saber) o una resolución armada. Aunque esta última nos llevará a una guerra nuclear de trágicas consecuencias.
¿Qué hacer entonces? embargos, sanciones... no creo que valga de nada porque sólo sufriría la población (como hasta ahora). Es el momento para que los gobiernos se reúnan con celeridad y de forma seria. Los ciudadanos votamos a nuestros gobernantes para que decidan y actúen, y no, simplemente, se dediquen a engrosar sus bolsillos (con esto me viene a la cabeza lo acontecido en Reino Unido, pero este es otro tema).


Así que a darle a las neuronas o acabaremos con un par de hongos que no desaparecen con una pomada. Todo lo contrario, dejan el planeta peor de lo que está (que ya es decir). Por todo ello, desde este blog exijo la destrucción total de las armas nucleares (y derivados), para que ningún genocida tenga en vilo a 6.000 millones de terrícolas (y no va a ser el único con tantos países en vías de tener su peculiar 'disuasión' nuclear).

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