viernes, 10 de septiembre de 2010

La antipatía alemana

Una vez dejaba atrás mi ausencia veraniega del blog (recordada por buenos amigos, especialmente por un eldense de pro) quisiera relatar mi experiencia vacacional en Alemania. Es obvio destacar lo precioso del paisaje verde y frondoso, y la grandiosidad de ciudades como Berlín o Frankfurt. Pero dejando a un lado el típico prospecto germanófilo, quisiera dejar patente la decepción que me he llevado ( y mis acompañantes) con el carácter local. La simpatía brilla por su ausencia (algo me habían comentado), pero mi experiencia propia ha comprobado que dicha antipatía va más allá.

Con nombrar la palabra 'españoles' ('hispanien' para ellos), la mayor parte de los alemanes con los que entablábamos relación nos miraban con recelo. Un recelo que incluso se convertía en menosprecio. Y eso no se puede permitir. Vale que sus medios de comunicación hayan hecho sangre con la crisis económica (exagerándola), que nos odien por un tema tan mundano como el fútbol y el Mundial de África, pero en los días que estuve por allí la mayor parte de turistas que vi por sus calles eran españoles. Nos dejamos el dinero (como ellos en Mallorca) y exijo un trato decente (como mínimo) al igual que ellos lo demandan cuando se emborrachan por esta tierra de sol y sonrisas agradables (y agradecidas).