martes, 8 de septiembre de 2009

Pozuelo y la pijería mal llevada

Viendo las imágenes de la batalla campal producidas durante las fiestas de Pozuelo no tengo más remedio que volver a las reflexiones que alguna otra vez he realizado en este blog. Cuando se malcría a un chaval/a acaba pasando lo que hemos visto. Niñatos/as de bien (de clase media-alta) que se divierten poniendo en apuros a la policía y arrasando todo lo que ven. En España, se ha pasado de la mano dura y las carencias (sin duda reprochables) a una endeblez enfermiza de los padres y a la cultura de poseer lo que se quiera pero sin dar palo al agua. Olé, olé y olé!! esto se acentúa más en las grandes ciudades, donde el consumismo ha sustituido muchas veces al cariño de los padres. Ambos trabajan y, por ello, pasan muchas horas fuera del hogar, y para equilibrar la relación afectuosa con su prole, el dinero y la permisividad son el mejor puente. Error, craso error.

Soy una persona que salgo bastante a la calle, tanto de día como de noche, y cada vez observo más claramente la pérdida de valores de la gente más joven. Ni educación ni ganas de saber qué es eso. Siempre he dicho (y no he sido el único) que creo que las primeras generaciones de los 80 fueron el punto de inflexión para crear una clase de jóvenes desarraigados y falta de motivaciones. Y aunque estas palabras suenan a persona mayor, no lo soy. Simplemente soy realista.

Hoy se ha conocido que en España hay un fracaso escolar de más de un 30 por ciento. El más alto de toda Europa. Un dato que evidencia que parte de la culpa de que los más jóvenes estén sólo preocupados por salir, comprar, videojuegos, sexo, alcohol... (se pueden añadir pocas más) es el pésimo sistema educativo que tenemos. Pero debo recordar, que la educación se inicia en casa, y ahí, los nuevos padres fallan.
En Pozuelo, muchos de ellos han defendido a sus hijos acusando a la policía de brutalidad. Y aunque han aparecido sus caras en vídeos colgados por ellos mismos en internet (jaleando a la barbarie y participando en ella) continúan diciendo que son inocentes. Bueno, pues que paguen las multas por los destrozos y la próxima vez, a la copiosa paga, la ropa de marca, las consolas..., inviten a los 'colegas' de sus hijos a hacer el botellón en el jardín de su casa. Así si se desmadra alguno siempre pueden pedirle explicaciones a su propio hijo/a y no a las fuerzas de seguridad.